sábado, 23 de junho de 2007

Sobre la vida y sobre la obra de Van Gogh

«... Sobre la vida y sobre la obra de Vangh Gogh, mucho he dialogado con aquellos compañeros míos que se identificaron con la incesante búsqueda del Arte- Vasarely, Herbin, André Bloc, le Corbusier, - y la consonancia verificada entonces, animó mucho la presente publicación. Ahora bien, lo que surge como más sorprendente en el empeño que nos toma y dominó en esencia nuestras anteriores diligencias, reside en el hecho de, reculando de generación en generación, haber encontrado las fuentes de nuestras afirmaciones en la propia visión artística de los pintores que convivierom con Van Gogh: el misticismo atávico que envuelve la existencia de este artista, perturbó su trabajo. Esta fue la persuasión que tan fuertemente nos solidarizó. Para orientar y formular nuestras deducciones sobre tan celebrada obra comenzaremos por mantener presentes dos factores que trataremos según una exposición muy sucinta:

1) El medio en que se desenvuelve la vida del artista. Intentaremos observar las diferentes culturas y países en que estudió, trabajó y pintó Van Gogh; sus desavenencias con la familia, detentora hereditaria de inavalables creencias en el Más Allá, por un lado, y de apurado sentido de la conveniencia, por otro; buscaremos analizar la incidencia de las fuertes convulsiones sociales, de los conflictos de clase, sobre su vida, la desesperación de las relaciones frustradas sobre su comportamiento; y la influencia de las adquisiciones artísticas, científicas y tecnológicas de su tiempo.

2) Una síntexis de nuestro concepto de arte, inserto en nuestros anteriores estudios estéticos. Para ello se hace necesario evitar la confusión característica de las ciencias filosóficas ; urge observar la distinción entre lo que existe como producto de una facticidad estética y lo que preexiste en el seno de la Naturaleza. A nuestro entender, las condiciones en que se desarrolla la vida de todo creador inciden sobre la calidad de su obra, pero no determinan las leyes preexistentes del Arte.»

© Nadir Afonso




sábado, 16 de junho de 2007

Arte y simbología

Arte y simbología

Toda la diligencia estética se propone definir ese factor que, en la creación artística, trasciende a la pura representación del objeto. O sea: la teoría busca por medio de palabras una imagen que en la práctica sólo puede ser traducida en formas necesariamente plásticas. Citemos algunas de esas frases-llave, a las que nos acostumbraron en la escuela. “ En su esencia el arte no es representación sino revelación del objeto”, “La revelación sustituye la imagen por el signo “. “No basta representar seres o cosas, es neesario saber explicarlos por el dinamismo de los signos”. Es necesario “ hacer visible lo invisible “( Paul Klee ); “sustituir el objeto por la necesidad interior “(Kandinsky ). “El arte es el lenguaje del alma “ ( René Huygue ); “Lo espiritual convertido en sensible “ (Hegel ). “Rembrandt ya no está interesado en las apariencias corpóreas y sólo se preocupa por la pintura de las almas” ( Revista de la Academia de Bellas Artes, 1988-91); el pintor (...) pinta cuadros que revelan observación psicológica”.

Como veremos, según los estetas, al expresar toda esa innumerable simbología reveladora, el artista se aleja necesariamente de una pura representación del objeto. “ El problema para nosotros ( confiesa el materialista Garaudy ) consiste en aprender el lenguaje de tal Arte “. Ahí, en efecto, nadie ha tenido nunca oportunidad de explicarnos lo que en la realidad no puede ser explicado: bajo qué forma se manifiesta esta revelación, ese signo capaz de expresar el alma, lo invisible, el psiquismo... y de ahí en consecuencia, esta simbología que se pretende por un lado interior y , por otro lado comunicable, entra forzosamente en contradicciones...

Reparemos: la expresión psicológica ¿ no se concibe a partir de la expresión fisionómica?. En la medida en que el observador es más o menos psicólogo, lee, muy naturalmente en los rasgos fisonómicos del retratado ( ya sea en pintura, ya en fotografía ) sus cualidades íntimas. Pero si el retrato pintado fuera concebido por un artista, que para expresar tal psiquismo, debiera ( como pretende el esteta ) sustituir los rasgos fisonómicos por signos, no pasa, como se revela evidente, de una fraseología poética sin ningún apoyo en la realidad concreta. Para emprender una acción psicológica, la contribución del pintor no puede ir más allá de la representación de los rasgos naturales del sujeto representado.

© Nadir Afonso


Apolo de Nadir Afonso


© Nadir Afonso